El único mediador entre Dios y el hombre es Jesucristo, el Hijo eterno de Dios, quien fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. En su encarnación, el Verbo divino compartió completamente nuestra humanidad y vivió en perfecta obediencia al Padre. A través de su muerte expiatoria para todos los hombres, Cristo reveló el amor divino y satisfizo la justicia divina, quitando la culpa y reconciliando con Dios a los que creen en él. El Señor Jesucristo resucitó corporalmente de la muerte, ascendió al cielo, y se sentó a la derecha del Padre, donde intercede por los santos delante del trono de Dios. Jesucristo es 100% Dios y 100% hombre.